La fiebre corresponde al aumento de la temperatura corporal, por sobre el rango de normalidad. Lo normal para gatitos es desde 38,3° C hasta 39,5°C, ellos tienen la temperatura más alta que un gato adulto. En el caso de los gatos adultos la temperatura es de 38,3° hasta 39,3° C. La fiebre es un medio de protección que tienen los gatos y los organismos vivos, en respuesta a un proceso infeccioso y/o inflamatorio. Cuando se contraen los agentes bacterianos y virales, por ejemplo se expresa la fiebre en muchos de los casos. En situaciones menos frecuentes es posible tener otras enfermedades del tipo inmunomediada o neoplásicas que pueden cursar con fiebre, pero claramente son de menor presentación que los casos infecciosos o inflamatorios. La fiebre es un signo de enfermedad y puede estar presente en una serie de patologías, por lo tanto un gato que la presente deberá ser sometido a una batería de exámenes para realizar el diagnóstico definitivo y poder realizar el tratamiento más adecuado para ello. Los gatitos con fiebre, normalmente están más letárgicos, débiles, comen poco, duermen más de lo frecuente lo hacen, buscan lugares más fríos para recostarse como el piso del baño o de la cocina. Al tocarlos, se percibe que la temperatura corporal es mayor.
La forma más certera de saber si existe fiebre es realizando la medición de ella, a través de la utilización de un instrumento que es el termómetro, idealmente digital y medir vía rectal. En el mercado existen termómetros veterinarios que se utilizan vía rectal o colando un dispositivo dentro del conducto auditivo. Este último no es frecuente y no todas las clínicas veterinarias lo poseen. Mientras se reciben o se obtienen los resultados de los diferentes exámenes que se solicitaran al gatito, para llegar a diagnóstico de la enfermedad que cursa el gatito; la fiebre debe ser manejada, ya sea con medios físicos o con medicamentos los cuales permitirán bajar la temperatura. Inicialmente y si la temperatura es inferior a 40,5° C, ésta se trata con la administración de suero frío, ventiladores, ice pack, compresas frías entre otros. Si no hay respuesta se sugiere entregar medicamentos que serán indicados por su médico veterinario. En este último punto, es muy importante no administrar medicamentos sin la indicación previa de su médico, puesto que en muchas ocasiones se puede caer en cuadros de intoxicaciones por fármacos utilizados en dosis inapropiadas o que no son para los gatos.