Los cambios de casa son un motivo de estrés significativo en los gatos. Este se manifiesta en diferentes expresiones, como, por ejemplo: alteración en el consumo de alimento, el cual puede llevar a no consumir ningún tipo de comida, cambios de conductas (expresados por agresividad en muchas ocasiones), marcaje con fecas y orina o marcaje con sus uñas. También es posible que presenten enfermedades asociadas a la inmunosupresión generada por el estrés, observándose resfrío o diarrea, por ejemplo. En muchos casos es posible que se presente una enfermedad llamada lipidosis hepática, por la baja brusca de peso debido al no consumo de alimento. La cual, sino es manejada adecuadamente puede ser fatal en muchos gatos. Para disminuir el estrés al mínimo se recomienda utilizar feromonas ambientales, que son sustancias que los propios gatos generan desde las glándulas que se encuentran en sus mejillas, las cuales son liberadas en situaciones de marcaje del territorio y para la delimitación de espacios dentro de un hogar. Estas sustancias están disponibles y han sido generadas sintéticamente. Deben ser aplicadas en la caja de transporte de los gatos y en los lugares donde van a estar dentro de casa. Consulte a su Médico Veterinario por ellas. Otras formas de disminuir el impacto por el cambio de casa, es la utilización de terapias alternativas como flores de Bach o fármacos de la medicina biorreguladora. También se encuentran tranquilizantes naturales que están en presentaciones de collares y pipetas, los cuales contribuyen a disminuir el grado de ansiedad de estos gatos. Dentro de las indicaciones de manejo, se recomienda que:
- La muda se debe realizar con tiempo.
- Que los gatos puedan explorar el embalaje.
- Que al momento de mover muebles y hacer la mudanza, se deje a los gatos en una habitación y esperen a sacar todo desde ese lugar.
- El movimiento de los gatos se realiza al final de la mudanza.
- Al llegar al nuevo hogar, deben quedar en una habitación cerrada.
- Luego abrir, día a día más puertas para que los gatos reconozcan el lugar y sean capaces de delimitar sus áreas (de comida, baño, descanso, de sueño y de juego).
Es frecuente que los 2 a 3 primeros días después de llegar al nuevo hogar, consuman muy poco alimento y casi no se vean recorriendo los lugares. Posterior a esto, es frecuente que comiencen a explorar y se adapten a la nueva casa.